Si bien es cierto que históricamente la expresión “levantar un muro” nos recuerda a lo ocurrido con el Muro de Berlín en el año 1961, en esta ocasión Draghi no busca dividir a Europa sino todo lo contrario. El italiano pretende salvar el euro precisamente volviendo a unir a los países europeos y parece que sus medidas están funcionando.

Hace un año que se convirtió en el máximo mandatario del Banco Central Europeo ocupando el puesto de Jean-Claude Trichet, su predecesor.

Una de las primeras medidas que tomó al asumir su cargo como presidente fue reducir los tipos de interés un cuarto de punto para intentar corregir las subidas que se habían realizado anteriormente.

  • Puede decirse que esa fue la primera piedra que Draghi puso para empezar a crear su muro de contención.

Tras un año de medidas e incluso cuando se había llegado a cuestionar la supervivencia del euro, el italiano ha logrado su objetivo, mantener la estabilidad de la moneda única. Al menos por el momento. El BCE lanzó dos subastas de liquidez a tres años (LTRO) donde prestó 1,10 billones de euros. El tipo de interés dependerá de la evolución del tipo oficial en el tiempo que dure dicho préstamo. En estos momentos se sitúa en el 0,75%.

Nos encontramos ante el presidente más pragmático. Alguien que ha conseguido dirigir el BCE de una manera increíble evitando un serio “credit crunch”. Además, ha flexibilizado algunas normas para facilitarle a los bancos el acceso a las subastas como por ejemplo no exigir un rating mínimo a la deuda emitida por el gobierno.

No hay duda de que este hombre ha conseguido ganarse la credibilidad y confianza de los agentes de mercado. La frase más recordada fue aquella de “Haré todo lo que sea necesario para salvar el euro”. Tras aquello muchos inversores respiraron aliviados. Después, se anunciaba el Outright Monetary Transactions (OMT). Este programa de compra de deuda, a diferencia del anterior, condiciona al país a pedir asistencia financiera a Bruselas y cumplir los objetivos de déficit exigidos a cambio.

  • En palabras de Draghi es un cortafuego efectivo frente a escenarios destructivos. Lógicamente, esto es una garantía para la eurozona.

Poniendo la mirada en los retos a corto plazo, no todo depende de Draghi sino que los líderes políticos de los diecisiete estados miembros también deben hacer lo que esté en su mano para integrar la zona del euro. Cómo se suele decir, solucionar una crisis requiere de tiempo y de ajustes. Así que por el momento, el BCE hace todo lo posible por intentar que las cosas fluyan por el mejor camino. Y quizás un día se consiga cumplir aquello de la unión económica, política y fiscal.

Por el momento el año que viene el BCE iniciará los trámites para ejercer cómo único supervisor europeo, lo que significa que la unión bancaria está cada vez más cerca. Eso sí, sí los gobiernos de los distintos países lo respaldan. Asimismo, los gobiernos deben conseguir que el crecimiento económico se convierta en una realidad.

Por desgracia, países como Italia y España no tienen buenas perspectivas económicas en la actualidad. Sí la recesión continua ninguno de los planes podrá llevarse a cabo.

Por su parte, el italiano solo ha conseguido ganar tiempo pero lamentablemente el BCE no tiene tanto poder como para solucionar una crisis si los países de la zona euro no ponen de su parte y cumplen con sus objetivos. Para concluir, en general las valoraciones hacia Mario Draghi por parte de los economistas son bastante positivas, y esperan que siga haciendo un gran trabajo en un futuro.