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¿Es suficiente el recorte de tasas para estabilizar la economía?

¿Es suficiente el recorte de tasas para estabilizar la economía?

¿Es suficiente el recorte de tasas?. Hace unos pocos días, la Reserva Federal dio un paso que muchos economistas y especialistas en finanzas estaban esperando, bajó las tasas de interés por primera vez desde finales del año pasado.

El ajuste por más mínimo que parezca, de apenas 0,25 puntos, ha sido suficiente para dejar a la tasa en un rango que va entre 4 a 4,25%.

Dejando un mensaje claro y fácil de entender: “La economía ya no es tan sólida como parecía”.

Glosario del contenido del artículo:

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¿Por qué lo hicieron? Básicamente porque el mercado laboral empezó a mostrar grietas. Se crean menos empleos, el desempleo está subiendo poco a poco y la Fed sabe que eso puede convertirse en un problema mayor si no actúa a tiempo.

Ahora, la inflación todavía ronda el 2,9%, por encima de la meta del 2%. Es decir, el precio de las cosas sigue subiendo más de lo que les gustaría. Aun así, hoy la preocupación no es tanto cuánto cuesta el pan o la gasolina, sino que la gente pueda quedarse sin trabajo.

Lo interesante es que este recorte no llegó de la nada. Después de varias reuniones en las que la Fed se había quedado quieta, finalmente decidió moverse. Y no será el último cambio: ya se habla de al menos dos recortes más antes de que acabe 2025.

Claro, dentro de la Fed no todos piensan igual. Algunos quieren recortar más rápido, otros prefieren ir con calma. El dilema está en equilibrar dos riesgos, o dejar que el empleo siga cayendo o que la inflación se vuelva a disparar.

Esto explica mejor el porqué de lo que está ocurriendo

Para entender un poco mejor, es importante remontarse a los antecedentes, especialmente cuando Paul Volcker, aquel presidente de la Fed que en los 70 y 80 le puso freno a la Gran Inflación con tasas súper duras, solía bromear con algo muy cierto, desde siempre es más fácil bajar las tasas que subirlas… porque a la gente le gusta más cuando bajan.

Y sí, tiene sentido. El 17 de septiembre, la Fed bajó su tasa de referencia un cuarto de punto, dejándola entre 4% y 4,25%. Fue el primer recorte de 2025, después de todo un año de movimientos mucho más agresivos en 2024.

La decisión llegó en un momento en que la inflación parecía controlada y el empleo daba señales de debilidad.

Pero aquí está la pregunta clave ¿qué viene después? Porque claro, a todos nos gustan las tasas bajas, ya que abaratan los créditos, alivian a las empresas y hasta dan un empujón a la bolsa.

Sin embargo, la historia de fondo es otra ¿Cómo se van a adaptar los inversionistas a un escenario en el que lo normal sean tasas estructuralmente más altas?.

Los especialistas comentan que el verdadero reto está en cómo navegamos un mercado que ya cambió. Y los 3 sectores más expuestos desde 2022 son el mejor ejemplo de por qué los recortes, por sí solos, no van a resolverlo todo.

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Aspectos claves a considerar

Vivienda, propiedad privada y pequeñas empresas

La vivienda sigue siendo, para la mayoría de los estadounidenses, la principal forma de construir patrimonio.

Durante años, los precios subieron sin parar gracias a tasas de interés muy bajas y a la falta crónica de construcción. Pero cuando llegaron las fuertes subidas de 2022 y 2023, el mercado se congeló.

Hoy, comprar una casa está fuera del alcance de muchos, y vender tampoco resulta atractivo: quienes tienen una hipoteca con tasa baja prefieren quedarse quietos antes que asumir un crédito mucho más caro.

El resultado es un mercado parado, caro para los que quieren entrar y poco líquido para los que quieren salir. Sí, un recorte de tasas podría dar algo de aire, pero no va a resolver los problemas de fondo: la falta de oferta y la poca accesibilidad.

El capital privado también está sintiendo el golpe. Durante la era del dinero barato, fue el rey, endeudarse era sencillo y las valoraciones se disparaban, lo que hacía fácil vender empresas en el mercado público.

Esa época se acabó. Hoy, con préstamos más caros y menos salidas disponibles, las firmas están recurriendo a intercambiar activos entre ellas o a aceptar retornos más bajos.

El modelo de apalancamiento agresivo que definió a esta industria de 11 billones de dólares está en revisión, obligando a un ajuste de estrategia.

Las pequeñas empresas cotizadas tampoco la tienen fácil. Muchas dependían de deuda a corto plazo para sobrevivir.

Mientras las tasas eran bajas, funcionaba. Pero ahora cada refinanciación les cuesta más, y cada vez más compañías apenas generan lo suficiente para cubrir los intereses. Para ellas, los recortes de tasas no son solo una buena noticia: son una necesidad.

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Dos realidades distintas, diferentes intereses

Con tanta presión encima, no es raro que cada guiño de la Fed hacia un recorte de tasas se celebre como si fuera una gran victoria.

Pero antes de dejarnos llevar, conviene aterrizar en 2 cosas clave sobre la curva de rendimiento y el panorama de tasas en general.

Primer panorama

La parte corta de la curva siempre va a estar atada al doble mandato de la Fed. Es decir, mantener los precios estables y, al mismo tiempo, apoyar el empleo.

Sí, la inflación ha bajado bastante desde su punto más alto, pero sigue siendo terca. ¿Por qué? En parte por factores que no dependen tanto de la Fed, sino de aranceles, menos inmigración y otros choques de oferta que mantienen los precios elevados.

Por otro lado, el mercado laboral empieza a dar señales de enfriarse, aunque, si lo miramos en perspectiva histórica, sigue relativamente sólido.

Esa mezcla hace que la Fed camine por una cuerda floja, no puede bajar las tasas de golpe porque la inflación aún ronda arriba del 2%, y tampoco puede ignorar la desaceleración del empleo.

El margen para recortes sostenidos es muy limitado. De hecho, si la inflación sigue instalada por encima de la meta por quinto año consecutivo, la Fed solo tendría espacio para recortar fuerte si, contra todo pronóstico, los precios empezaran a caer de manera más clara.

Segundo panorama

Lo segundo, y quizá lo más interesante, es que muchos sectores ganarían mucho más con tasas bajas a mediano y largo plazo, que con un simple recorte inmediato de la Fed.

El problema es que esos rendimientos a largo plazo no dependen solo de lo que haga la Fed en el corto. También están marcados por lo que los mercados esperan que pase en el futuro y por la “prima” que los inversionistas piden para quedarse con bonos de más años.

Y aquí está el detalle: hay fuerzas más grandes, de esas que no cambian de la noche a la mañana, que podrían mantener esas tasas altas por más tiempo. Piensa, por ejemplo, en el boom de la inteligencia artificial.

Sí, puede traer más productividad, pero también dispara la necesidad de financiamiento para invertir en ella. Súmale a eso el peso cada vez mayor de la deuda pública, que obliga al gobierno a emitir más y más bonos. Todo eso empuja los rendimientos hacia arriba.

En pocas palabras, aunque nos guste soñar con tasas largas más bajas, la realidad es que hay factores estructurales jugando en contra.

Y como dijo recientemente el propio presidente de la Fed, los bancos centrales poco pueden hacer frente a esos cambios de fondo.

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¿Qué panorama les espera a los inversionistas?

Es fácil dejarse llevar por todo el ruido que generan los posibles recortes de tasas. Pero si eres inversor, lo que de verdad importa no está en esos movimientos de corto plazo, sino en las fuerzas más grandes que van moldeando los rendimientos con el tiempo.

Con las tasas medianas y largas todavía altas, los mercados tienden a premiar a las compañías capaces de mostrar algo que todos valoran: ganancias sólidas y consistentes.

¿Un ejemplo? El sector tecnológico en EE. UU. Si logran mantener su ritmo de crecimiento, seguirán siendo un imán para el capital.

Claro, no todas las empresas tienen esa fortaleza. Las más frágiles probablemente busquen aire extra a través de maniobras financieras poco convencionales: renegociaciones de deuda, cambios en la forma de pagar intereses o fórmulas creativas para ganar tiempo.

La pregunta es si esas jugadas alcanzarán para evitar reestructuraciones más duras… o incluso la bancarrota.

Por otro lado, los bonos están teniendo su momento. Con rendimientos en niveles muy atractivos y dividendos de acciones más flojos, es lógico que muchos inversores se inclinen hacia la renta fija. Eso podría redefinir cómo se construyen las carteras en los próximos años.

Así que, más allá de si la Fed baja la tasa una o dos veces más este año, lo que de verdad marcará la diferencia es cómo te adaptas a un escenario donde las tasas altas parecen quedarse.

Al final, como dice el dicho, la clave de la felicidad es ajustar expectativas. Y en inversión, quizá el secreto sea mirar más allá del próximo recorte y enfocarte en las tendencias que van a durar.

Proyecciones para la economía de EE. UU. en 2026

Hablar del futuro económico siempre genera un poco de ansiedad. ¿Vendrá un ciclo de crecimiento sólido o más incertidumbre?

Para el próximo año, se espera un escenario con luces y sombras; oportunidades habrá claro que sí, pero para los que sepan adaptarse al nuevo entorno, ya que los retos que se vienen no son nada sencillos:

Crecimiento moderado, no explosivo

Muchos analistas comentan que la economía estadounidense no se levantará en tiempo récord, pero tampoco es que viene un desplome.

Viene un crecimiento moderado, casi discreto, sostenido principalmente por el consumo y la cooperación de muchas empresas que se intentarán levantar en medio de las tasas de interés que seguirán escalando.

¿Qué significa esto en la práctica? Que los negocios con bases sólidas y visión de largo plazo serán los grandes ganadores.

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Tasas de interés

Aunque la Reserva Federal podría relajar un poco su política, no hay señales de que regrese pronto a los tiempos del dinero “barato”. Para los consumidores, esto se traduce en créditos más caros, ya sea para una hipoteca o un préstamo personal.

Y para las empresas, significa que solo las más eficientes y con proyectos bien pensados podrán acceder al financiamiento sin comprometer su estabilidad.

Podría verse como un freno, sí, pero también como un filtro natural que separa a los jugadores fuertes de los débiles.

El papel del sector tecnológico y la innovación

Si hay un motor que sigue empujando, es la innovación. La inteligencia artificial, las energías limpias y la biotecnología son campos donde Estados Unidos aún tiene la delantera.

En 2026, es probable que veamos un nuevo salto en productividad gracias a estas áreas, con oportunidades de inversión para quienes estén dispuestos a asumir ciertos riesgos.

¿Quién no se ha sorprendido con la rapidez con la que la IA se ha colado en nuestro día a día? Esa misma dinámica será clave en el crecimiento.

Renta fija y alternativas de inversión

Gracias a los rendimientos tan llamativos que deja la renta fija, muchos inversionistas deciden quedarse con los bonos por encima de las acciones, especialmente si los dividendos están bajos, lo que no quiere decir que la bolsa irá perdiendo poder o influencia, pero sí habrá un ajuste de las carteras y los inversionistas buscarán más seguridad en un mundo que no deja de moverse.

El 2026 probablemente no será un año lleno de grandes altibajos en la economía, pero sí uno en el que hay que hacer ajustes inteligentes.

En lugar de obsesionarse con recortes de tasas o titulares llamativos, lo importante será mantener la calma y entender las tendencias que realmente marcarán el camino: innovación, responsabilidad financiera y una visión a largo plazo.

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