François Hollande y Katainen se reunirán el próximo martes para hablar sobre el futuro del euro y de las medidas adoptadas para la estabilidad económica tanto dentro de la eurozona como en la Unión Europea.

El euro sigue siendo el principal tema de conversación de líderes de la eurozona. En esta ocasión será el primer ministro finlandés, Jyrki Katainen quien viaje a París el próximo martes para reunirse con el presidente de Francia, François Hollande. El Gobierno de Helsinki ha informado que se verán las caras para analizar, entre otras cosas, la crisis económica de la Unión Europea además de tratar el tema del futuro de la moneda única.

No hay duda de que en los tiempos que corren la estabilidad económica de la eurozona y el desarrollo del mercado interior de la Unión Europea son temas importantes. No obstante, hay rumores de que el verdadero motivo de tal reunión será abordar el tema de la recapitalización directa de la banca a través del MEDE.

Me gustaría recordar que esta medida fue acordada el pasado 29 de junio en la cumbre de la zona euro.

Ahora, los ministros de finanzas de Holanda, Alemania y Finlandia han propuesto mediante un comunicado que esta recapitalización no sea retroactiva. Esto significaría que los Estados estarían obligados a asumir las deudas de sus entidades financieras hasta que se ponga en marcha el Mecanismo Europeo de Estabilidad. La ministra de Finlandia, Jutta Urpilainen, fue firme en sus declaraciones a la prensa local. Según ella los viejos errores y pérdidas bajo la vigilancia de los supervisores nacionales no se pueden trasladar al MEDE.

Curiosamente, estos tres países que han realizado la propuesta son los únicos de la zona euro que disfrutan de la mejor nota crediticia otorgada por las agencias de medición de riesgos de cada país.

Entre estos, el país nórdico es el que tiene la perspectiva más estable y el que ha cumplido a pies juntillas todos y cada uno de los criterios del Pacto de Estabilidad. Es el único país de los 17 que pertenecen el Eurogrupo que ha hecho los deberes y por tanto puede permitirse oponerse a participar en el rescate de los socios que no fueron capaces de gestionar bien sus cuentas públicas. Si bien pueden pecar de egoístas con estas posturas también han sabido dar su brazo a torcer contribuyendo en el segundo rescate financiero de Grecia.

Sin embargo, podría haber sido por sus propios intereses ya que obtuvieron garantías colaterales de Atenas que equivalían al 40% de su aportación.

En España, esta propuesta podría suponer que el rescate bancario de hasta 100.000 millones de euros acabara acumulándose a la deuda del Estado. Esto provocaría más presión en las cuentas públicas y el déficit nacional. En este asunto, el gobierno de coalición de Helsinki también quiso exigir el mismo tipo de garantías  del Gobierno de España a cambio de participar en el rescate, al igual que hizo con Grecia.

Según el Gobierno de Finlandia lo único que pretenden con esto es minimizar el riesgo para los contribuyentes finlandeses.